El habitáculo del hombre, el reflejo de su alma

¿Cuántas veces no nos hemos llegado a preguntar?… ¿Cómo sería la casa, el departamento o incluso la habitación de nuestros sueños? y ¿por qué inconscientemente es tan importante para nosotros?

 

Todos hemos llegado, en algún momento de nuestras vidas a fantasear con:

  • Colores
  • Materiales
  • Texturas
  • Mobiliario
  • Manejo de luces y sombras
  • Vegetación
  • Elementos sonoros
  • Aromas
  • Sensaciones

Cada hogar transmite un mensaje implícito y desde el primer momento en que se cruza el umbral de la puerta expresa lo que deseamos mostrarle al mundo.

Generamos sensaciones agradables o desagradables en las personas a través de nuestros hogares porque después de nuestra apariencia física son la única proyección y extensión tangible de lo que pensamos, lo que sentimos y lo que sómos.

 

La loable intervención del arquitecto a través de sus diseños

 

Qué difícil es muchas veces para nosotros intentar abstraernos de nuestra persona para convertirnos en alguien más y tener la suficiente sensibilidad como para lograr entender la historia y las necesidades de cada cliente, es tratar de ver con nuestros ojos lo que alguien más está viendo y le frustra no saberlo aterrizar.

¿En cuántas ocasiones no hemos escuchado que el arquitecto tiene un ego enorme?, sin embargo, paradójicamente el mejor arquitecto es el que no le teme al abandono del ego y se desprende de sus propias creencias o prejuicios, para comprender las mismas situaciones desde una perspectiva completamente ajena a quien es.

Pensar en las sensaciones que queremos o no provocar y los momentos que soñamos generar en la vida presente y futura, tomando como punto de partida el pasado del ente que habitará el espacio siempre será una labor titánica que jamás tendría que subestimarse.

 

Radiografía de un hogar

 

Ambiciones, traumas, complejos, frustraciones, inseguridades, vacíos, sueños, anhelos, deseos y pasiones se encuentran reflejados en cada muro y en cada vano.

Hoy en día nuestros refugios hablan más por nosotros, antes que nosotros mismos y además de protegernos de la intemperie y de permitirnos ser seres sin filtros, contienen nuestra personalidad entera impresa.

  • Las fachadas: Se convierten en nuestras cartas de presentación ante el mundo
  • Los interiores: Son un reflejo de lo que inquieta a nuestra alma
  • La iluminación: Nos ayuda a detectar si la personalidad de quién habita el espacio es abierta o retraída
  • La Vegetación: Demuestra que tan sensibles o conectados nos llegamos a sentir con el entorno
  • La Cancelería con o sin protecciones: Nos permite entrever que tan segura o insegura es la personalidad del habitante

A través de simbolismos y del proceso creativo de cada ser humano, nuestro hábitat se convirtió en muestra tangible de nuestra libertad de expresión y es tan diverso como nuestros pensamientos o altibajos emocionales que puede llegar a mutar y madurar, con las experiencias y el crecimiento personal, como si fuera un elemento vivo, reinterpretando así con el tiempo una imagen llena de:

  • Color
  • Movimiento
  • Dinamismo
  • Ritmo
  • Armonía

 

“Un lienzo expuesto al tacto inundado de pasión y humanidad, una representación tan viva como nosotros mismos… EL REFLEJO DEL YO”

Escrito por:
Alejandra I. Bonilla

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